Antes de que mi alma se niegue a seguir guiando a mis dedos por sobre las teclas, quiero aprovechar para plasmar aquí, algo que acongoja mi espíritu desde hace mucho tiempo.
Estoy varada, rodeada por un mar de tinieblas al que me he acostumbrado ya. Me siento sola y, a pesar de las muchas manos que me han sido extendidas, me he encontrado renuente a tomar alguna que me ayude a salir; pareciera que toda mi vida hubiese pasado dentro de esta niebla, que tengo miedo de no saber como andar sin ella y lastimar aún más a aquéllos que sé, aunque yo no lo merezca, aún me aman. Lo peor, le he dejado poseer mi cuerpo, mi mente, mi corazón y ya no me siento dueña de mi. No sé quien soy, y no estoy segura de quién quiero ser.
¿Porqué Dios me ha dado este talento para hacer que las personas confíen ciegamente en mi? Jamás hice nada, y no creo haber marcado la vida de nadie con otra cosa que no fuese mi egoísmo ¿Porqué me aman? ¿No saben que en ello me proporcionan el peor de los castigos? Todo sería más fácil si me guardasen rencor, escupieran a mis pies y me voltearan la cara. Sí, sería mucho más sencillo vivir conmigo misma si así fuese.
A mayor luz, mayor condenación... y yo, que estoy completamente enterada de esta situación, aún siendo de esta forma, no encuentro en mi la voluntad que se requiere para cambiarlo. Lo deseo, pero sé que no haré nada hoy, no haré nada mañana... y no estoy segura si lo haré alguna vez. Pero aún queda un hilo de esperanza en esta absurda vida de mediocridad. Esperen... ¿Lo hay? No creo en mi. No creo en los demás. Para mi no hay nada real.
Me he convertido en un ser imaginario del que todos esperan leer grandes aventuras, y ni siquiera he logrado escribir un buen prólogo o una inspiradora dedicatoria.
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