Era un lago y un castillo
y unas nubes en el fondo,
en la orilla una maceta
con el barro color rojo.
Eran aguas verdes azules
que no estaban en reposo,
por impulso de la brisa
que soplaba en el otoño.
Unas torres puntiagudas
se elevaban con sus ojos,
como antenas vigilantes
de unos dueños silenciosos.
Yo me vi entre las Hadas,
con los elfos y los Gnomos,
en un bosque de los cuentos
con piratas y con loros.
Porque el tiempo y la distancia
se detuvo en una foto,
una imagen simplemente
de otro mundo más hermoso.
Y es allí, donde los sueños,
despertaron terremotos,
en las almas que susurran
de los cuerdos y los locos.
Y el sonido de guitarras
nos llegaron a nosotros,
a este mundo de inocencia,
de cenizas y rescoldos.
Cien mil hojas de nostalgia
se extendieron por el lodo,
con las rosas y los lirios
de jardines muy remotos.
Y en el bosque las alfombras
eran sendas de los lobos,
y las aguas cantarinas
manantiales de los sordos.
Yo sentí que la sonrisa
se fundía con el polvo,
y la sed de los caminos
la saciaban los arroyos.
Pero estaba equivocado
con mis sueños asombrosos,
porque el fruto de los mismos
excedía mis antojos.
"Era un lago y un castillo
en un sueño con un soplo,
una linda fantasía
que se fue sin un sollozo..."
-Rafael Sánchez Ortega-
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